sábado, 31 de enero de 2009

¡Diga la verdad!

Una maestra de escuela dominical una vez le dijo a su clase de adultos: “El próximo domingo voy a dar una lección muy importante. Quiero que todos lean el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos anticipadamente”. Los alumnos asintieron.
El domingo siguiente la maestra les dijo: Por favor, los que leyeron el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos levanten la mano. Casi todos la levantaron.
Entonces la maestra dijo: “Es muy interesante. El Evangelio de San Marcos tiene sólo 16 capítulos. Pero al menos sé que mi lección va a dar en el blanco. Hoy voy a enseñar sobre lo que dijo Jesús de mentir”.
Quizá el mayor castigo por mentir no sea que una persona sea agarrada mintiendo, sino el castigo “escondido” para un mentiroso es que nunca realmente cree lo que dice otra persona.
¡Diga la verdad! A la larga sufrirá menos bochornos y será más saludable emocionalmente. Aunque el decir la verdad le traiga dolor temporal, Dios honrará su valor y le bendecirá por hacer lo correcto.
El problema con decir la verdad a mediases que se está apto para que le descubran.
Proverbios 19:5El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará.

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