sábado, 31 de enero de 2009

El Cristiano y la Astrología, horóscopo y Tarot


La astrología es la pseudociencia que se basa en un conjunto de teorías y reglas para prever el futuro, calculando y observando el efecto que sobre los humanos tiene el sol, la luna, las estrellas y los planetas.

Las posiciones de los astros en el momento de nacer un niño supuestamente influyen en su carácter y personalidad, y el trayecto de aquellos astros revelaría el destino del individuo.

Lamentablemente hoy tenemos la astrología en la televisión, la radio y en las redes sociales como Facebook. Aprendamos un poco más acerca de esto...

A esta influencia la llaman astral, imaginándose que, además de tener como centro de operación el cuerpo humano, se extiende también al plano moral, o sea a los actos humanos. Como quiera que las naciones son un conjunto de individuos, supone también que las influencias astrales cambien la suerte de los pueblos y de la colectividad.
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El horóscopo define los 12 signos del zodíaco y clasifica a las personas por los signos particulares bajo los que han nacido: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.

Millones de personas cada día revisan su horóscopo para averiguar su futuro. Firman contratos, constituyen empresas, escogen oficios, hacen apuestas, planean viajes, escogen el nombre de sus hijos, y a veces formulan políticas y decisiones de gobierno, todo esto en base de los presagios astrológicos, viendo si los astros le favorecen o no.

Pero ¿es esta una práctica correcta para los Cristianos? Dios nos dice:

Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? (Isaias 8:19)



La Astrología tiene su origen en la antigua Babilonia.

En efecto, la obra de Namar Beli, escrita por el rey Sargón, 3.000 años antes de Cristo se refiere a ella. Los libros cuneiformes del rey Asurbanipal contienen observaciones astrológicas, además de varias predicciones y reglas para la interpretación de los sueños. Los babilonios fueron los primeros que observaron los cielos y reaccionaron ante los portentos que creían ver.

Podemos además ver varios ejemplos en la Biblia, acerca de que existían ya los astrólogos:

Daniel 4:7 Cuando llegaron los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos, les conté mi sueño pero no me lo pudieron interpretar.

Daniel 2:10 Entonces los astrólogos le respondieron: ¡No hay nadie en la tierra capaz de hacer lo que Su Majestad nos pide! ¡Jamás a ningún rey se le ha ocurrido pedirle tal cosa a ningún mago, hechicero o astrólogo!

Isaías 47:13 ¡Los muchos consejos te han fatigado! Que se presenten tus astrólogos, los que observan las estrellas, los que hacen predicciones mes a mes, ¡que te salven de lo que viene sobre ti!



La Fuente de estos poderes no viene de Dios

El hecho de que los astrólogos acierten, no significa que los cristianos deben aceptar dichas cosas. La fuente de estos poderes no proviene de Dios.

La Biblia dice: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14).

Son muchos los pasajes bíblicos que condenan a quienes adoran y consultan a los astros. “No sea hallado en ti quien… practique adivinación, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero… ni mago, ni quien consulte a los muertos, porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas…” (Deuteronomio 18:10- 12).

En el juicio contra Babilonia Dios profetizó que los astrólogos no podrían ayudar a Babilonia: “Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti. He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de las llamas” (Isaías 47:13-14).


Dios ha dispuesto que el hombre se valiera de los astros para medir las estaciones, días y años (Génesis 1:14). La Biblia no indica que debemos buscar en ellos una guía para tomar decisiones y hacer evaluaciones de nuestra vida personal. Para esto tenemos la Biblia que dice: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).

Por tanto, no hay apoyo bíblico para consultar la astrología para decidir nuestro futuro.

La sabiduría, la orientación, la comprensión y la formación del carácter y de la personalidad del individuo no vienen determinadas por los astros del cielo; sino que vienen dados por una serie de factores hereditarios, medio ambiente, educación y determinación de superación. Las personas que consultan diariamente su horóscopo lo hacen con la idea de evadir su responsabilidad en la toma de decisiones personales, quieren que alguien les indique qué hacer, así se sienten más seguros. Esta es la razón de la popularidad de programas astrológicos por la televisión, radio y prensa.

Quienes miran a Dios, tienen un guía que nunca falla, Jesús prometió a sus seguidores que “…cuando venga el Espíritu (Santo) de verdad, él os guiará a toda verdad…” (Juan 16:13).

El autor del libro de los Salmos dijo: “Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás” (Salmo 31:3).

Para tomar una decisión, el cristiano verdadero no se fundamenta en averiguar si los planetas o estrellas están o no en posición favorable, ni cree en que la fecha y día de su nacimiento determina su carácter. Él confía en que Dios tiene el control de todas las cosas y que está a su favor; se basa en hechos concretos y objetivos, pues sabe que Dios le ha dado inteligencia y capacidad para afrontar las situaciones de la vida diaria.



La Astrología en la actualidad

En la actualidad, la astrología ha recuperado su popularidad; de hecho, es uno de los temas más hablados entre las personas y está presente en los medios de comunicación, periódicos, revistas, Internet etc.

Los videntes y adivinos no se presentan con bolas de cristal ni sombreros de punta. Son personas simpáticas, influyentes, que tienen carisma y que aparentan ser gente que ha alcanzado la felicidad máxima gracias a los astros.

La Astrología ha entrado en todos y cada uno de los rincones de la sociedad:

Es raro encontrar un sitio Web que no posea un anuncio o publicidad sobre Tarot o Horóscopo. Incluso vaticinan el día de tu muerte.
En la Televisión existen canales de astrología 24 horas, donde la gente llama y los astrólogos le leen el futuro, o les dice como acabará su relación de pareja.
En las calles y en los parques la gente adivina el futuro, lee las cartas, quita y pone conjuros o vende "pociones" de diferentes clases
En Facebook y en las redes sociales existen aplicaciones que diariamente escriben tu futuro según tu signo del zodiaco
Desde hace mucho, en los periódicos no falta la columna del horóscopo que te dice cómo irá tu día.
Muchas personas de negocio, incluso en la política, tienen consultores o mediums que les aconsejan según la videncia y la astrología.
Querido amigo, el gran engaño de Satanás está por todas partes.

Lamentablemente, hoy en día es normal y corriente, incluso entre los cristianos, consultar al Tarot o al Horóscopo. Muchos cristianos lo hacen y se dicen a sí mismo "esto lo hago solo por curiosidad", o "Estoy viendo mi horóscopo, pero realmente no creo en esto".

Tengamos mucho cuidado con lo que hacemos, pues si amamos a Dios, tenemos que saber que Él odia este tipo de práctica, en todos sus sentidos, y por lo tanto cuanto más lejos estemos de estas cosas, más seguros estaremos ante el engaño.

Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? (Isaias 8:19)

No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:31)



No te dejes engañar con la aparente inocencia de esta práctica, pues tiene su origen y su desarrollo en el propio Diablo. Evita todo tipo de acercamiento hacia el horóscopo y el Tarot, pues es la voluntad de Dios, dicha claramente en su palabra. El único que puede ser consultado para el futuro es Dios, y él es un Dios celoso que espera que acudas a él si necesitas consultar algo de tu porvenir.

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