sábado, 31 de enero de 2009
Refrene su lengua
"Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño”
Muchos de nosotros nos metemos en problemas por no refrenar nuestra lengua. En muchas ocasiones no nos es necesario hablar, pero terminamos hablando y como dicen en mi País El Salvador: “metemos la pata”.
Como la Biblia lo dice; hoy que estamos en Cristo nuevas criaturas somos, las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. Por tal razón hoy en día como cristianos nacidos de nuevo debemos tratar por todos los medios de refrenar nuestra lengua.
Hay comentarios durante el día que podríamos evitar, hay palabras de nuestra boca que no son necesarias pronunciarlas. La mayoría de nosotros hablamos y luego analizamos lo que hablamos, cuando lo más correcto seria analizar lo que vas a hablar, antes de hablarlo.
¿Cuántas veces nos hemos metido en problemas por decir cosas que no eran necesarias decir?, ¿Cuántas veces hemos hecho sentir mal a alguien con alguna palabra que no era necesaria pronunciarla?, ¿Cuántas bendiciones hemos perdido por no refrenar nuestra boca?, ó ¿Cuánto daño hemos hecho con ese miembro tan pequeño de nuestro cuerpo como lo es la lengua?
Amados hermanos, hoy en esta nueva vida en Cristo no es posible que sigamos hablando y respondiendo a puros impulsos humanos y carnales, debemos examinar muy bien nuestras palabras antes de pronunciarlas, pensar lo que vas a decir y que consecuencias o reacciones pueden provocar dichas palabras. Ahora ya no se vale decir: “Es que lo dije sin pensar”, eso era antes, ahora debes pensar lo que vas a decir.
El apóstol Pedro lo dice en esta epístola, el dice: “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal”. Si realmente queremos vivir en armonía en nuestro hogar, con nuestra familia, con nuestros hermanos de la congregación, con nuestros compañeros de trabajo o amigos, entonces refrenemos nuestra lengua de hablar mal, desecha todo lo que no edifique, comienza a practicar el buen habito de quedarte callado cuando no tienes nada bueno de que hablar.
En muchas ocasiones yo he querido decir un comentario o dar una respuesta a determinada acción, pero en muchas de esas ocasiones no en todas, he evitado decirlas porque en mi mente y mi corazón hay algo que me dice: “Los resultados de esas palabras no serán buenos”, es ahí en donde prefiero morderme la lengua y quedarme callado, evitar decir aquello que sin pensar en sus consecuencias quería decir, pero al analizarlo me di cuenta que no traerá nada provechoso.
Así mismo te invito a que cada día luchemos por crear el hábito de quedarnos callados y refrenar nuestra lengua cuando no hay nada positivo e inteligente que decir. Se que en muchas ocasiones nos será muy difícil, pero de eso trata la vida cristiana, de negarnos a nosotros mismos y comenzar a hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial.
Has conmigo esta oración:
“Dios mío, te amo con todo mi corazón, anhelo cada día hacer tu voluntad y ser agradable a ti, reconozco que solo tu tienes el poder sobrenatural de transformar mi vida, tu mejor que nadie conoces mi corazón y las intenciones que hay en el, en este día en especial quiero pedirte que me ayudes a refrenar mi lengua, que traigas a mi mente y mi corazón el sentir y pensamiento de quedarme callado en las ocasiones en donde mis palabras puedan dañar o en donde mis palabras puedan provocara una mal reacción. Ayúdame a mejorar mi vocabulario que mis palabras lejos de ser azotes sean como algodón, que edifiquen y que ayuden, llena mi boca de sabiduría y que mi lengua saboree tus palabras. En este día me propongo a crear el habito de refrenar mi lengua de decir mal, ayúdame tu, que tu seas la fuente que me impulse a crear dicho habito, sin ti no puedo, pero contigo se que soy mas que vencedor. Gracias Señor, gracias porque se que me ayudaras, porque se que nunca niegas tu ayuda a un corazón sincero y necesitado. Gracias mi Señor en el Nombre de Jesús, Amen”.
“MI BOCA HABLARÁ SABIDURÍA, Y EL PENSAMIENTO DE MI CORAZÓN INTELIGENCIA”
Salmos 49:3
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para www.enriquemonterroza.com, www.devocionaldiario.com y destellodesugloria.org/blog/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario