sábado, 31 de enero de 2009

Una hermosa bendición


Cierto hombre susurró: Dios, ¡háblame! y el árbol cantó. Pero el hombre no oía. Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo: Dios, ¡háblame!, y un rayo cruzó el cielo. Pero el hombre no oía. El hombre miró a su alrededor y dijo: Dios, ¡permíteme que te vea! y una estrella se iluminó con gran resplendor, pero el hombre no la notó. Entonces el hombre gritó: Dios, ¡muéstrame un milagro! y en ese minuto nació un bebe. Pero el hombre no lo supo.
Luego el hombre pide a gritos, en desesperación: ¡Tócame, Dios, y hazme saber que estás aquí!. Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre, pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor y continuó caminando.
No te pierdas de una bendición sólo porque no viene envuelta del modo en que tú esperas.

No hay comentarios: