jueves, 1 de enero de 2009

Vivir sin Temores

Cuando empiece un nuevo día, toma conciencia , repara en ti. Te darás cuenta de como estás en la primera hora del recién empezado día, notarás si estás fresco, limpio, claro, optimista, con energía,... o si estás triste, nervioso, apático, cansado... Identificar tus sensaciones servirá para que conozcas las armas emocionales de las que dispones para vivir un nuevo día. Esta es la magia de la vida, ningún día es igual a otro, cada día empieza la aventura. Nos pasamos la mayor parte de la vida pensando en los demás. En muchas personas existe una tendencia a anteponer la satisfacción de los que nos rodean a la propia y sin darnos cuenta nos olvidamos de nosotros mismos. NO DEJES VENCERTE POR LA TRISTEZA - Hay días, incluso temporadas en los que la tristeza se apodera de tí y llegas a creer que no hay muchos motivos para ser feliz. No te acostumbres a sentir así, levanta el ancla sino te condenarás a vivirlos con más frecuencia. RÍETE - Procura compartir tu tiempo con personas alegres, que te hagan reír. La risa es beneficiosa para el alma, es una herramienta valiosa que nos ayuda a avanzar en nuestro camino. Aprende a sonreír. SIENTE LA NATURALEZA - Para mejorar tu estado de ánimo nada como simplemente salir a pasear, gozar del espacio, del aire libre, sentir la luz natural, notar los rayos del sol, su alegría.
Dedica tiempo a ir al campo, a la playa, rodeate de belleza, verás como los problemas y los agobios se van cuando sopla el aire y estás en paz. Todo esto beneficia nuestra salud física, mental y emocional, incrementa nuestra vitalidad y nos ayuda a sentir optimismo por vivir.
* Desde el momento de nacer la vida nos ofrece desafíos: respirar, aprender a caminar, a hablar, a escribir, a cantar, a conducir. Todos han sido retos que, aunque hemos asumido de forma natural, han implicado esfuerzo, trabajo, práctica y disciplina. ¡Y lo hemos logrado! ¿Por qué? Porque hemos sido dotados con capacidades, cualidades y valores. Y nuestro deber es luchar por descubrirlos, desarrollarlos y hacerlos florecer.

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