sábado, 31 de enero de 2009

Amistad y Complicidad

En días pasados mi hijo mayor fue suspendido en el Colegio.Por supuesto que cuando le pregunté las razones de sus suspensión, me respondió que había sido un castigo injusto, ya que él no había hecho nada malo.
Uno de sus “amigos” se consiguió un dispositivo de Video Juego Portátil en el baño, y les dijo que se lo iba a quedar. (Total, si no tiene dueño, habrá pensado). Otro amigo le pidió el aparato y le pidió el cartucho con el juego, que a él le gustaba y no lo tenía. A todas estas, mi hijo estaba de “inocente” espectador.
Al rato llega un niño de un grado menor, buscando su aparato de Video Juego, que había dejado olvidado en el baño, y les preguntó a los tres si lo habían visto…

Demás está decir que ninguno sabía nada.

El niño fue a la Coordinación Docente a participar la pérdida de su aparato. A la final, uno de los docentes que se enteró de la pérdida vio a tres angelitos con caras de “yo no fui”, y aplicando técnicas sutiles (espero que así haya sido) de interrogación, logró desentrañar el misterio.

Por supuesto que mi hijo insistió que él no había hecho nada. Y tiene razón. No hizo nada.

A veces nuestro delito puede no ser de acción, sino de omisión.

Si tenemos amigos, y amigos de verdad, debemos ser capaces de decirles lo que es bueno y lo que es malo. A veces tenemos que decirles a nuestros amigos lo que ellos no quieren escuchar. A veces tenemos que hacer entrar en razón a nuestros amigos.

Qué bueno es no hacer nada. No siento culpa porque no hice nada. Pero a veces, no hacer nada es malo.

No se debe confundir entre amistad y complicidad. No se debe confundir entre amistad y alcahuetería.

Y por otro lado no se debe confundir el decir las cosas de acuerdo a nuestros valores y creencias, y el ser mojigato. No confundir entre decir las cosas y ser un soplón.

Nuestra sociedad actual vive con una carencia bárbara de valores. Y esos valores no se enseñan en el kinder, en el colegio o en la universidad. Esos valores se enseñan en el hogar.

Enseñemos entonces valores a nuestros hijos, que esa será la mejor herencia que les podremos dejar…

Luis Castellanos
Reflexiones Diarias

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